viernes, 8 de noviembre de 2013

Trabajando samu, concienciandome de que el día a día es tan importante como zazen.

Después de unos días de sensible retroceso (por desconexión de la vía en lo diario) Vuelvo a tener buenas sensaciones: ayer leí un par de entradas del maravillosos "Vida sencilla, corazón profundo" del maestro Dokusô Villalba, me he sentido más sensible, menos nervioso todo el tiempo, y el zazen por supuesto, ha mejorado. También he reflexionado sobre cuanto he avanzado desde los comienzos, que ahora parece nada, pero ya no me muevo en cuanto me duelen las piernas, ni abandono zazen cuando me siento muy disperso: simplemente sigo... sigo... sigo... sé que la luz me espera.

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