La semana pasada comenzó muy dura y no me apetecía nada sentarme... me despertaba a la hora, y al llegar ante el zafu, me tumbaba en el sofá, totalmente bloqueado, no sé por qué. Decidí no levantarme antes y no me he sentado en toda la semana.
Hoy me he vuelto a sentar y eso, mucho ruido, muy disperso...
La respiración es la antesala de la conciencia. La conciencia es el camino a la iluminación.
martes, 28 de enero de 2014
viernes, 10 de enero de 2014
Cada zazen es único: la impermanencia del YO
Llevo más de una década sentándome (muy de vez en cuando al principio, lo admito).
En estos últimos meses que me siento casi a diario, he podido constatar que cada zazen es único he irrepetible. Esto puede parecer desalentador porque aún no he llegado a una estabilidad, pero reflexionando, se convierte en la constatación de que no poseemos un yo permanente, de la fluidez de la conciencia y la mente en el devenir de los días, en otro poderoso argumento para seguir haciendo zazen.
En estos últimos meses que me siento casi a diario, he podido constatar que cada zazen es único he irrepetible. Esto puede parecer desalentador porque aún no he llegado a una estabilidad, pero reflexionando, se convierte en la constatación de que no poseemos un yo permanente, de la fluidez de la conciencia y la mente en el devenir de los días, en otro poderoso argumento para seguir haciendo zazen.
Percibiendo mi subconsciente
He pasado casi 20 días sin hacer zazen y se nota. Varios días muy flojos me han llevado a constatar mi miedo a que esto no vaya a funcionar, y ese miedo me ha puesto en contacto con un dolor antiguo, el miedo al fracaso, el miedo a estar de nuevo en el mal camino. Las cuatro nobles verdades rebotan en mi mente:
Sí, yo que me digo tan feliz, siento un pánico atroz al fracaso, y ese pánico es mi dolor.
Hoy, bastante tranquilo pero reforzado en mi determinación, respiro sin largos pensamientos en mi cabeza y podía percibir algo inquietante, en cuanto mis ojos desenfocan la realidad exterior, es como un mundo de figuritas que pueblan mi interior, como sueños imperceptibles de un mundo interior que me maneja y del que no puedo recordar nada en cuanto me hago consciente de su existencia. Estoy acercándome a mi subconsciente... a ver qué sale de él.
Sí, yo que me digo tan feliz, siento un pánico atroz al fracaso, y ese pánico es mi dolor.
Hoy, bastante tranquilo pero reforzado en mi determinación, respiro sin largos pensamientos en mi cabeza y podía percibir algo inquietante, en cuanto mis ojos desenfocan la realidad exterior, es como un mundo de figuritas que pueblan mi interior, como sueños imperceptibles de un mundo interior que me maneja y del que no puedo recordar nada en cuanto me hago consciente de su existencia. Estoy acercándome a mi subconsciente... a ver qué sale de él.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)