He pasado casi 20 días sin hacer zazen y se nota. Varios días muy flojos me han llevado a constatar mi miedo a que esto no vaya a funcionar, y ese miedo me ha puesto en contacto con un dolor antiguo, el miedo al fracaso, el miedo a estar de nuevo en el mal camino. Las cuatro nobles verdades rebotan en mi mente:
Sí, yo que me digo tan feliz, siento un pánico atroz al fracaso, y ese pánico es mi dolor.
Hoy, bastante tranquilo pero reforzado en mi determinación, respiro sin largos pensamientos en mi cabeza y podía percibir algo inquietante, en cuanto mis ojos desenfocan la realidad exterior, es como un mundo de figuritas que pueblan mi interior, como sueños imperceptibles de un mundo interior que me maneja y del que no puedo recordar nada en cuanto me hago consciente de su existencia. Estoy acercándome a mi subconsciente... a ver qué sale de él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario