Resulta que lo que yo creía que eran nervios golpeando mi indeciso y desobediente diafragma se ha revelado como mi corazón... literalmente. Lo que parecía una serpiente con la cabeza en un cepo eran los latidos de mi corazón al pulsar de manera diferente de mi ritmo respiratorio. He acompasado mis respiraciones a mi pulso; dos pulsaciones para inspirar, dos para espirar...
Sorprendentemente, al poco rato comienzo a escuchar el tic-tac del reloj (al que nunca, en más de seis meses había prestado la menor atención) que está perfectamente sincronizado con mis pulsaciones en reposo... ¿Casualidad? Sincretismos misteriosos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario